Existe una cantidad casi infinita de productores industriales de pasta de dientes a nivel mundial, eso sin contar a las pequeñas producciones realizadas de forma artesanal o casera. Ese implemento de limpieza que usamos tan frecuentemente en nuestras rutinas diarias, algunos nos quedamos con la misma marca y tipo de pasta de dientes que se compraba o se utilizaba en la casa de nuestra familia, pues siempre nos ha sentado bien (o no nos hemos puesto a averiguar acerca de otras porque no le dimos mucha importancia en el pasado), otros nos ponemos a probar con cada marca o cada novedad que salga para comparar cuál nos conviene más según nuestro tipo de dentadura o las necesidades especiales que ésta tenga.
La pasta de dientes o gel de dientes, en un principio, no surgió de la forma en la que la conocemos hoy, algunos historiadores sitúan la incursión en la fabricación y utilización de la pasta de dientes hace más de cuatro milenios, en el antiguo Egipto. Se cree que, para entonces, las personas limpiaban sus dientes mezclando agua con un polvo cuyo contenido era sal, mirra, piedra pómez y pimienta, obteniendo así una masa pastosa con la cual limpiaban su boca y dentadura. Para cumplir su función de limpieza, las pastas de dientes cuentan con dos componentes fundamentales: el fluoruro de sodio y el monofluorfosfato de sodio.
A diferencia de otros productos de aseo personal, la pasta de dientes se encuentra directamente relacionada con el mantenimiento de la salud corporal, pues si no cepillamos nuestros dientes con dentrífico al menos dos veces al día, la acumulación de comida generará el surgimiento de caries, que a su vez, pueden degenerar en algo pero que la insalubridad bucal, siendo posibles focos de infecciones que pueden llegar torrente sanguíneo y provocar serios problemas a nuestro cuerpo.
Pero… ¿Qué tiene de distintivo la pasta de dientes sin fluor? ¿Acaso el fluor no es un elemento primordial de la pasta de dientes común?
Así como existen muchos tipos de jabón, champú, cremas, gel de baño, etc, la pasta de dientes, desde que evolucionó de aquel polvito usado en civilizaciones antiguas con un poco de agua: existen pastas de dientes para encías y dientes sensibles, para prevenir el sarro, algunos tipos especiales que prometen que su efecto durará más de 12 o 24 horas, entre otros montones; hoy nos enfocamos en la pasta de dientes sin fluor
En primer lugar, las pastas de dientes sin fluor se diferencian precisamente en eso: no tienen fluor, pero es así porque aunque el fluor es un potente protector contra las caries, también puede ser nocivo para la salud si se usa en exceso, de hecho, la normativa europea para cosméticos establece la cantidad máxima de fluor en un 0.10% para cada producto dentrífico, pasta de dientes o gel de dientes, debido a que elimina sustancias como el yodo en nuestro cuerpo, necesarias para mantener el pH. La pasta de dientes sin fluor es una alternativa para aquellas personas que no desean correr el riesgo.