Las bodas campestres han sido tendencia en los últimos años, y todo parece indicar que seguirán ganando adeptos durante la presente temporada. El creciente ecologismo de las nuevas generaciones y las muchas ventajas que conlleva darse el ‘sí, quiero’ al aire libre justifican la popularidad de las bodas rurales.
Celebrar una boda en el campo es una invitación sincera a utilizar una decoración rústica, fuera de lo habitual y con un toque bohemio y romántico, que gustará seguramente a las parejas jóvenes o que sientan con especial intensidad la ‘llamada’ de la naturaleza.
¿Por qué celebrar una boda en el campo?
Organizar una boda campestre ofrece infinidad de ventajas que muchos desconocen. En primer lugar, los jardines, los parques naturales e incluso las zonas silvestres proporcionan una mayor intimidad, ideal para celebrar un casamiento sin que el tráfico y otras molestias propias de la ciudad puedan romper la magia.
Respecto a los retratos y photocalls, los entornos naturales (montañas, lagos, riberas, etcétera) brindan un telón de fondo perfecto para inmortalizar este día. Además, garantizan un mayor campo de visión y una iluminación más cálida y agradable.
Para la psicología y la socialización de los invitados, la naturaleza es un acierto en todos los sentidos. Diversos estudios e investigación vienen demostrando los beneficios del campo sobre el bienestar del ser humano. Los niveles de relajación, de vitalidad o de confort se incrementan a medida de nos aproximamos a los ríos, bosques y sierras que tanto abundan, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid.
Preguntas y respuestas para organizar tu boda campestre
Para saber cómo organizar una boda campestre económica, no es necesario contactar con organizadores o profesionales del sector nupcial, por más que su experiencia pueda sernos de gran ayuda. En realidad, basta con seguir una serie de consejos y buenas prácticas, que condensamos en el siguiente cuestionario.
En primer lugar, ¿dónde celebrar las nupcias? Son muchas las fincas en entornos rurales que puedan alquilarse por un precio razonable y se encuentran en contacto íntimo con el medio natural. Se recomienda investigar si la finca en cuestión posee buenos accesos, si dispone de parking y cáterin y otros pormenores que sin duda nos ayudarán a decidir.
Por otra parte, ¿a qué hora celebrar la boda?, ¿de día o de noche? El cuándo es un interrogante que no debemos subestimar, pues condicionará aspectos como la iluminación necesaria, el uso de generadores eléctricos, las normas de etiqueta o el protocolo de boda campestre.
Si el gran día se fecha en los meses de otoño o de invierno en lugar de hacerlo en primavera, no sería prudente celebrar una boda nocturna debido a las bajas temperaturas. Preferible será, para los invitados en boda campestre, que las nupcias se desarrollen a la luz del día.
Por su clima bondadoso, los meses de julio y septiembre son los preferidos por los españoles para contraer matrimonio. En esta época, las bodas campestres pueden celebrarse por la mañana, a mediodía o por la noche, sin que la lluvia o las bajas temperaturas disminuyan el bienestar. Lógicamente, las normas de etiqueta para una boda nocturna son diferente de una boda diurna, detalle que los novios y los organizadores deberán tener presente.
A propósito, ¿qué vestidos para una boda campestre son más apropiados? Se recomiendan trajes y vestidos ligeros pero casuales, con tejidos cómodos y ligeros como el algodón o la seda. Los ramos y pamelas son un acierto y una oportunidad de lucir composiciones florales con dalias, margaritas o lavandas.
En cuanto a la alimentación, ¿qué menús servir en una boda campestre sencilla? La apuesta por platos tradicionales, sin extravagancias, parece lo más acertado, pero todo depende de los gustos de los novios y de sus respectivos invitados. En este contexto, la implementación de una barbacoa campestre o un córner de productos típicos de la tierra.
¿Y qué hay de la decoración y el mobiliario? Tampoco es necesario llevar la idea de la boda campestre hasta sus últimas consecuencias; no será de recibido sentar a los invitados en troncos, ni utilizar elevaciones rocosas a modo de altar. En su lugar, sí se recomienda el empleo de sillas, bancos y mesas rústicas.