La miel, ha formado parte de la historia de la humanidad desde tiempos remotos; de hecho, figura como el edulcorante natural más antiguo empleado por el hombre. Los elementos presentes en su composición – principalmente fructuosa y antioxidantes – son materia de controversia respecto a los beneficios o daños que puede suponer su consumo sobre la salud. Sin embargo, esto no le resta atractivo, de ahí lo utilizado en el mundo culinario y diversidad de remedios.

¿Qué es exactamente la miel?

Las abejas, son las responsable de elaborar tan delicioso alimento, para ello, toman el néctar de las flores y lo combinan con sustancias propias antes disponerlo en los panales de la colmena para que maduren.

¿Cuál es la historia de la miel?

El origen de la miel no está claramente definido, lo que sí se sabe, es que representa el edulcorante natural más antiguo utilizado por el hombre. Hoy en día, se tiene evidencia clara de su paso a lo largo de numerosas civilizaciones, encontrándose restos del alimento perfectamente bien conservados.

Se presume, que el cuerpo de Alejandro Magno fue sumergido en el ingrediente, permitiendo su traslado desde el lugar del fallecimiento hasta la corte sin descomponerse, lo que se explica debido a su baja actividad de agua.

La concentración de sacarosa y componentes aromáticos de las plantas de las que procede, hacen de la miel pura un alimento que supera al azúcar de caña en sabor, aunque para el siglo XVI, comenzara a sustituirle  en Europa debido a su precio.

Tipos de miel:

La clasificación del alimento obedece a distintos criterios; pese a que el modo de obtención y finalidad son alguno de ellos, no es sino la época de producción uno de los parámetros que suelen figurar en su etiquetado. De esta forma, lo más común es ver en el mercado: 

  • Miel principal o de estación producida entre junio y julio
  • Miel de primavera la que se obtiene hasta finales de mayo
  • Miel tardía, concuerda con la producción entre agosto y septiembre.

Otra clasificación estándar es de acuerdo a su origen, pudiendo ser de flores o de rocío; la primera se caracteriza por su apariencia líquida y transparente, pero que al ir concentrándose, varía de color de acuerdo a la planta desde donde proviene; por su parte, la segunda es menos dulce, de tonalidad oscura y peculiar aroma especiado o resinoso.

Etiquetado de la miel

Desafortunadamente, no existen lineamientos claros para el etiquetado de la miel pura, motivo por el que muchos apicultores invitan a los entes involucrados a pautar normas que eviten fraudes en su comercialización, pues el consumidor desconoce en realidad el origen del producto que compra.