El cabello es una de las partes más resistentes del cuerpo y, sin embargo, son muchos los factores que pueden llegar a dañarlo. Por eso, es importante tomar una serie de medidas para que recupere su vitalidad y estar pendientes siempre del cuidado del cabello.
Durante todo el año el cabello se ve afectado por distintos factores. El calor, el frío, el uso prolongado de tinturas, los procesos de secado, así como el estrés o la mala alimentación, son algunos de los muchos agentes que pueden llegar a dañar el pelo. En ocasiones, es conveniente acudir a un profesional para que detecte qué es lo que necesitas. En Divas Peluqueria, por ejemplo, se dedican a todo tipo de tratamientos capilares.
En su página puedes encontrar un amplio catálogo de productos para cuidar tu cabello de la mejor manera, así como también puedes ponerte en contacto con el equipo de profesionales para hacer consultas y concertar un turno. Ellos responderán a tus preguntas y te guiarán durante el proceso. Sin embargo, mientras esperas a que el día de la peluquería llegue, hay una serie de cosas que puedes hacer para empezar a ayudar a tu pelo a recomponerse.
Señales de que el cabello está dañado
El cuerpo siempre da algunas señales para que podamos darnos cuenta de qué es lo que necesita. En el caso del cabello, éstas suelen ser bastante evidentes.
- Resequedad o falta de hidratación: muchas veces, el uso de elementos como planchas o secadores de pelo causa que el cabello vaya perdiendo la capacidad de conservar la hidratación. Otra de las razones por las que el pelo pierde los componentes naturales que le permiten autoprotegerse, es el lavado repetido y la fricción. Especialmente si se hace con productos de baja calidad o con altas cantidades de sulfato de sodio.
- Falta de brillo: la resequedad suele generar que el cabello pierda el brillo natural, por lo que además de opaco también podrías notarlo áspero al tacto.
- Puntas: una de las señales más evidentes del pelo dañado son las puntas abiertas. Si tomas un mechón de tu pelo y observas que los extremos están quebradizos y partidos, entonces lo más probable es que esté maltratado.
- Pérdida de volumen o falta de elasticidad: la pérdida de movimiento o el frizz dificultan la tarea de peinar el cabello o acomodarlo. Por eso, tanto si lo observas chato como si está inflado y poco manejable, quizás necesites algún tratamiento para sanarlo.
- Caída: si cada mañana te levantas y ves pelos desparramados por la almohada, o te peinas y dejas grandes cantidades de cabello en el peine, es porque ha perdido su fuerza. Si es tu caso, también es probable que hayas notado las señales anteriores.
Qué tratamientos se pueden realizar según el tipo de cabello
Antes que nada, es necesario que sepas identificar qué tipo de cabello tienes. Según la textura, podemos clasificar al cabello como fino, por ejemplo. Suele ser muy fácil de peinar y es especialmente vulnerable a los productos químicos, a diferencia del cabello grueso, que es más denso y abundante. El cabello normal es un término medio.
Por otro lado, también podemos clasificarlo según su producción de sebo, es decir, el proceso natural que hace que se mantenga fuerte y protegido.
Por ello, está el cabello seco, que se quiebra y crespa más fácilmente que los otros, por lo que requiere un mayor cuidado; el cabello graso se debe a una producción de sebo mayor, ensuciándose más a menudo y provocando un aspecto apelmazado y con poco movimiento; el cabello normal tiene una consistencia más estable, resistente y elástica; el cabello mixto, por último, se debe a que el cuero cabelludo absorbe la grasitud causada por una alta producción de sebo.
Ahora bien, para cada tipo de cabello hay distintos tratamientos, ya que deben tenerse en cuenta sus características y los agentes a los que son más vulnerables.
- Para el cabello seco: para tratar el pelo muchas veces son útiles los productos naturales, ya que no están alterados por químicos o sustancias nocivas. El aceite de argán, así como el aceite de coco, pueden ayudar al cabello seco a recuperar la humedad y el brillo.
Una mascarilla de yogur natural o de clara de huevo también puede otorgar vitaminas que harán que el pelo se hidrate y recupere la docilidad, además de ayudar a un crecimiento más rápido y fuerte. También puedes usar champús especiales, como el Icon champú, que fortalece la estructura del cabello mediante una combinación de aminoácidos. Este champú mantiene la hidratación, aumenta la flexibilidad y disminuye la rotura del cabello.
- Para el cabello graso: éste tipo de pelo generalmente necesita de mayor cantidad de lavados, pero también puedes ayudarlo aplicando un tónico capilar de cola de caballo. Para crear este tónico simplemente necesitas hierba de cola de caballo y una taza de agua hervida. Lo aplicarás una vez que hayas realizado tu rutina de lavado, dejándolo actuar durante media hora.
El vinagre de manzana, por otro lado, ayuda a equilibrar el pH del cabello, por lo que se disminuyen las producciones de sebo y, así, el exceso de grasitud.
- Para el cabello normal: como el cabello normal tiene un crecimiento distinto a los anteriores, un tratamiento de keratina podría ayudar en el caso de que esté dañado. Lo que hace es recomponer la proteína que el cabello ha perdido, dándole suavidad y un aspecto más liso.
Si quisieras, además, cambiar el tono, puedes aplicar colorantes compuestos por aceites 100% orgánicos, como la caléndula. A diferencia de otro tipo de tinturas o colorantes, éstos nutren el pelo a la vez que le dan un acabo natural al color.
Si buscas algo todavía más artesanal, puedes recurrir a una mascarilla de banana y papaya y dejarla actuar de 30 a 40 minutos. Esta mascarilla reconstruye las partes dañadas y las puntas abiertas.
- Para el cabello mixto: para equilibrar el daño en un cabello mixto puedes usar una mascarilla de aceite de almendras sólo en las puntas, y dejarla actuar durante toda la noche. También puedes elaborar una mezcla de yema de huevo, aceite de oliva y una cucharada de miel, y masajear tu pelo con ella.
Cómo mantener el cuidado
Aunque después de muchos de los tratamientos puedes llegar a advertir los resultados de manera inmediata, será necesario mantener una rutina de cuidado. Realizar las mascarillas una vez a la semana ayudará a conservar los componentes del cabello equilibrados.
Se recomienda evitar utilizar secadores de pelo o planchas muy a menudo, así como no lavarlo todos los días, y al hacerlo, usar champús neutros o especiales para la hidratación del cabello.