Hacer distintos tipos de salsas que, apenas sin excepción, se podrán utilizar para aderezar y combinar con cualquier tipo de ensalada.
Salsa I
- Cuatro Cucharas soperas de aceite
- Dos Cucharas soperas de vinagre de frutas
- Dos Cucharas soperas de agua
- Una Cuchara sopera de mostaza
- Media Cuchara de té de miel
- Una Cuchara sopera de perejil picadito
Salsa II
- Cuatro Cuchara sopera de aceite
- Zumo de un limón
- Tres o cuatro Cuchara sopera de agua
- Una Cuchara de Té de miel
Salsa III
- Un vaso de yogur
- Una Cuchara de Té de rábanos picantes
- Una Cuchara Sopera de hierbas picaditas
- Un pepinillo ácido cortado a cuadritos
- Tres Cucharas Soperas de aceite
- Media Cuchara de Té de miel
Los restos de las salsas, si sobran, pueden guardarse dos o tres días en el frigorífico.
¡Si la salsa sale demasiado espesa, se puede luir con un poco de agua, nata o caldo vegetal!
Con un poco de imaginación, también puede preparar nuevas salsas, teniendo así nuevas oportunidades para variar las ensaladas. Hay infinidad de posibilidades y sabores con sólo echar distintas especias.