Por esta parte del mundo es ya una tradición comer pescado y algas marinas, cuyos componentes alimenticios ayudan al organismo a combatir eficazmente la obesidad y los infartos al miocardio.
Estos productos marinos nos brindan no sólo grandes cantidades de hierro sino también aminoácidos esenciales como la taurina, un elemento imprescindible para llevar una vida sana.
Innumerables estudios señalan que el pescado (en especial aquel de aguas profundas llamado pescado de carne azul) es muy rico en ácidos grasos Omega- 3, cuya actividad en el organismo es disminuir significativamente el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca ya que reduce el colesterol malo y los triglicéridos; además de ser muy beneficiosa en caso de personas que sufren de diabetes e hipertensión.
El porcentaje promedio de Omega 3 en la dieta de los japoneses alcanza el 8% diario y se adquiere principalmente a través de la ingesta de pescado, sumándose éste a los alimentos precursores de la longevidad.
Según el doctor Yukio Yamori, si las personas hipertensas comieran al día 100 gramos de grasa de pescado (cantidad necesaria de Omega 3), en tres semanas éstas podrían disminuir su presión arterial.
Un estudio también comparó las costumbres alimenticias de Okinawa con un país de Latinoamérica, en este caso fue Brasil, dejando en claro que el tipo de alimentación entre ambas naciones son muy distantes
. Mientras que los japoneses mantienen una dieta equilibrada y sana, consumiendo carne de pescado cuatro veces a la semana; los occidentales, representados por el país carioca, se inclinan por las carnes rojas con mucha sal, una combinación mala que ha llevado a su población al incremento de la arteriosclerosis.
Si genéticamente una persona está propensa a sufrir de un problema cardiovascular, con este tipo de ingesta, la posibilidad de desarrollar el mal es muy seguro.