Las cuestiones referentes a las finanzas y la economía producen un gran respeto a la mayoría de personas. La terminología que se utiliza y la amplia variedad de productos financieros que existen en el mercado, en muchos casos llegan a confundir a aquellos que no están familiarizados con el tema.

En la actualidad, con la situación económica que vivimos, se busca cubrir necesidades y tener una seguridad económica. Por ello, se contratan seguros y se apuesta por el ahorro y la inversión, pero los productos financieros más demandados son las tarjetas de crédito y los préstamos.

Los productos financieros son herramientas que permiten tanto a las personas como a las empresas ahorrar o invertir su dinero, lo que en líneas generales es positivo ya que se puede conseguir un beneficio a corto o largo plazo. Los productos financieros se dividen en tres categorías: de ahorro, de inversión y de financiación.

En estos últimos es donde se enmarcarían los productos más solicitados, las tarjetas de créditos y los préstamos, además de las hipotecas y los créditos. En estos casos, no existe un beneficio económico como tal. Permiten solventar algunos problemas de liquidez o pagar determinados gastos, pero además de pagar el capital solicitado hay que afrontar los intereses.

La mayoría de personas optan por alguno de estos productos de financiación, como las hipotecas y los préstamos, para comprar una casa o gestionar un negocio.

En la situación actual, con el aumento generalizado de los precios, o lo que técnicamente se conoce como inflación, se recomienda que si se tiene algún dinero ahorrado se utilice una parte para pagar anticipadamente un préstamo que se haya adquirido. Ahora mismo, la inflación hace que el valor del dinero no sea el mismo que hace escasamente un año.  

¿Cuál es la previsión sobre la economía española para 2022?

Durante 2021 hemos visto como el recibo de la luz se ha ido encareciendo día a día hasta máximos históricos y los precios de los alimentos también han sufrido importantes subidas.

Los problemas que se han generado en la cadena de suministros, la demanda por las restricciones sanitarias y la subida de los costes energéticos explican el encarecimiento de las materias primas. Pero este aumento de la inflación supone una disminución del poder adquisitivo que preocupa en muchos hogares.

En el caso de la subida del precio de la luz también hay una explicación. Los motivos principales son el aumento de la demanda, el encarecimiento del gas y el incremento que se ha dado en el precio por las emisiones de CO2.

Los Acuerdos de París exigen adoptar algunas medidas para frenar el cambio climático antes de 2030 y finalizar la apuesta por las energías renovables en 2050 para dejar de emitir dióxido de carbono a la atmósfera. Para los países que firmaron los acuerdos, la transición ecológica está en proceso pero tiene sus inevitables consecuencias.

Todo esto suma para que la inflación se dispare. El confinamiento de 2020 provocó una importante caída del Producto Interior Bruto y la incertidumbre por las variantes del Covid-19 y las restricciones hizo que en 2021 no se alcanzasen las previsiones de crecimiento que se esperaban.

La crisis sanitaria sigue complicando el panorama económico actual para la mayoría de países, pero es cierto que los avances ante el COVID auguran más tranquilidad y se esperan cambios positivos.

El empleo se está recuperando y las ventas de inmuebles están creciendo. Los expertos creen que el auge de los precios se moderará a medida que vaya finalizando el año, y esto hará que en 2022 la economía española comience a recuperarse.

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